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Ilustración por Maya Chastain

Es probable que hayas escuchado el término bagaje emocional, equipaje emocional o carga emocional.

A veces, se usa para describir el fenómeno de arrastrar traumas pasados o las llamadas experiencias negativas a lo largo de la vida, las relaciones o la carrera.

Puedes ver esto reflejado en la postura de alguien, como si llevara un peso insoportable. Incluso puede impedirles avanzar en la vida.

Todos arrastramos, en cierta medida, emociones no procesadas de las experiencias vividas. Sin embargo, las emociones que no se tratan no desaparecen sin más.

Pueden afectar:

  • la forma en que piensas de ti mismo
  • cómo reaccionas al estrés
  • tu bienestar físico
  • tus relaciones con los demás

Al fin y al cabo, el equipaje emocional recibe ese nombre por algo, ¿no?

Vamos a desentrañar las capas de cómo y dónde se atascan las emociones, para que puedas liberar lo que te está agobiando.

Tal vez hayas escuchado hablar de personas que lloran durante un tratamiento de yoga, masaje o acupuntura debido a un punto sensible que, cuando se activa, parece provocar una liberación emocional.

Aunque algunos pueden referirse a que el trauma está “almacenado” o “atrapado” en el cuerpo, esa no es necesariamente una forma científica de decirlo.

Sin embargo, los síntomas del estrés traumático pueden manifestarse físicamente.

Esto puede deberse a que el cerebro asocia esta zona con un recuerdo concreto, a menudo a nivel subconsciente.

La activación de ciertas áreas del cuerpo puede desencadenar estos recuerdos, según Mark Olson, PhD, LMT, propietario y director de Pacific Center for Awareness & Bodywork.

“Las emociones se generan constantemente, subconsciente o conscientemente, en respuesta a la reactivación de recuerdos o metas insatisfechas”, dice Olson. “El toque en la zona X es simplemente un estímulo fiable para reconstruir el patrón asociado a ese evento traumático”.

El tacto puede suscitar emociones, o un recuerdo puede crear sensaciones en un área concreta del cuerpo. Aunque normalmente se asocia a un lugar del cuerpo, Olson cree que todo ocurre en el cerebro.

Por otra parte, algunos creen que los traumas y las emociones difíciles pueden, de hecho, convertirse literalmente en energía atascada en el cuerpo, aunque esto no está respaldado por pruebas científicas.

Según Bradley Nelson, DC, las vibraciones emocionales atrapadas hacen que los tejidos circundantes vibren a la misma frecuencia, lo que se conoce como resonancia.

En su libro “The Emotion Code”, Nelson escribe: “Cada emoción atrapada reside en un lugar específico del cuerpo, vibrando en su propia frecuencia particular”.

Esto puede hacer que atraigas más de esa emoción, dice, creando una acumulación o un bloqueo.

Aun así, la postura de Nelson seguirá siendo teórica hasta que se puedan realizar más investigaciones.

Dicho esto, investigaciones realizadas ya en 1992, junto con otras más actuales, apoyan la conexión mente-cuerpo, o la creencia de que la salud mental y emocional de una persona repercute en el estado de su salud física.

Un ejemplo clásico es el miedo.

Si te encuentras en una situación en la que tienes miedo, tu cuerpo genera una respuesta física a esta emoción activando la respuesta de lucha-huida-inmovilización.

Según Nelson, cuando se experimenta una emoción ocurren tres cosas.

  1. Desarrollamos una vibración emocional.
  2. Sentimos la emoción y cualquier pensamiento o sensación física asociada a ella. Es aquí donde entra en juego la interconexión de la mente y el cuerpo.
  3. Pasamos de la emoción cuando la procesamos.

Según Olson y otras investigaciones, el procesamiento emocional se produce en las estructuras límbicas del cerebro.

Estamos constantemente recibiendo información, lo que genera respuestas preconscientes del sistema nervioso autónomo. Esto envía una señal al cuerpo que activa la emoción correspondiente.

En otras palabras, tu “sensación” proviene de lo que te dice tu sistema nervioso.

Según Nelson, cuando el segundo o tercer paso mencionado anteriormente se interrumpe, la energía de la emoción queda atrapada en el cuerpo. Como resultado, podrías experimentar tensión muscular, dolor u otras dolencias.

Cuanto mayor sea la intensidad emocional, mayor será la probabilidad de quedar atrapado.

“La frase ‘emociones atrapadas’ suele significar que el verdadero yo quiere expresar algo que el falso yo no quiere que expresemos”, dice Olson. “En psicología, pensamos en el verdadero yo como la parte de nosotros con la que nacemos que es naturalmente abierta, curiosa y confiada, mientras que el falso yo emerge como un conjunto de estrategias adaptativas para hacer frente al dolor y la pérdida”.

Esta energía emocional negativa reprimida puede expresarse como:

  • resentimiento
  • tomar malas decisiones
  • autosabotaje
  • reacción exagerada
  • aumento del estrés y la ansiedad
  • depresión
  • fatiga

La terapeuta mente-cuerpo Kelly Vincent, PsyD, compara las emociones atrapadas con cargar una mochila grande. Nos pesa, afecta nuestro estado de ánimo y drena nuestra energía.

Además, señala que también puede destruir los tejidos del cuerpo e impedir el funcionamiento normal de órganos y glándulas.

“Es como una barricada gigante en la autopista”, dice Vincent. “Hace que sea difícil que la energía fluya de forma natural”.

Es imposible tener una conversación sobre emociones atrapadas sin explorar el trauma, especialmente la forma en que el cerebro la experimenta.

Casi todo el mundo experimenta un trauma en algún momento de su vida.

Según una encuesta realizada en 2015 a casi 69,000 adultos de seis continentes, más del 70 por ciento de los encuestados declararon haber estado expuestos a un evento traumático, mientras que el 30.5 por ciento estuvo expuesto a cuatro o más.

Los traumas pueden producirse a través de experiencias de la vida como:

  • una ruptura
  • un cambio de vida importante
  • la muerte de un ser querido
  • la infidelidad en una relación
  • la pérdida de un empleo
  • una experiencia de violencia, discriminación o racismo

El trauma puede afectar los procesos cognitivos.

Afecta especialmente al procesamiento de la memoria y a la capacidad de recordar información factual, o memoria explícita. Como resultado, la experiencia o el recuerdo traumático no se “registra” correctamente en el cerebro.

“Cuando se trata de una experiencia extremadamente abrumadora, como un trauma, el cerebro codifica los recuerdos traumáticos como imágenes o sensaciones corporales”, dice Vincent.

Cuando se desencadena, el cerebro puede desconectarse de la realidad o reproducir el suceso traumático en forma de imágenes retrospectivas.

Esto se conoce como disociación, o desconexión psicológica.

Estos fragmentos sensoriales permanecen en la mente e interrumpen el proceso natural de recuperación del cerebro.

Vincent compara los recuerdos traumáticos con un virus en nuestro sistema de codificación, en el que los acontecimientos no procesados pueden provocar una falla en nuestros procesos mentales y físicos.

Cuando el trauma no se procesa ni se resuelve por sí mismo, puede perdurar mucho más allá del acontecimiento real.

Esto se observa a menudo en personas con trastorno de estrés postraumático (TEPT), una afección que se desarrolla después de que una persona sufre acontecimientos aterradores o que ponen en peligro su vida.

Las investigaciones demuestran que quienes padecen actualmente TEPT tienen un hipocampo más pequeño, un centro para las emociones y la memoria en el cerebro.

El estrés provoca la liberación de la hormona cortisol, que forma parte de la respuesta de lucha-huida-inmovilización.

Una investigación de 2011 demostró que el estrés prolongado daña el hipocampo, lo que puede manifestarse como un flujo sanguíneo anormal o un tamaño reducido. Como resultado, tu cuerpo puede permanecer en este estado de hipervigilancia incluso si no estás pensando conscientemente en el evento traumático.

¿Has sentido alguna vez una opresión en el pecho durante una situación que te produce ansiedad? ¿O notas que te sienta bien estirar las caderas después de un día emocionalmente agotador?

La parte en la que una persona siente tensión o sensibilidad en su cuerpo puede no ser la misma que para otra.

Sin embargo, algunos estudios proporcionan una referencia para saber dónde se experimentan generalmente las emociones. Pero aún se necesita más investigación sobre este tema para obtener conclusiones concluyentes.

Uno de estos estudios, realizado en 2013 y dirigido por un equipo de ingenieros biomédicos de Finlandia, trataba de explicar en qué parte del cuerpo se sienten las emociones.

Mapearon las reacciones corporales a las emociones en unas 700 personas pidiéndoles que colorearan las regiones en las que sentían que las reacciones aumentaban o disminuían debido a diversos estímulos.

Encontraron que las distintas emociones se asociaban a diferentes sensaciones corporales que, en general, eran las mismas para todos los participantes.

Por ejemplo, la ira, el miedo y la ansiedad mostraron una mayor actividad en el pecho y la parte superior del cuerpo.

Esto puede explicar el origen de expresiones como “cabeza caliente” o “llevar el peso del mundo sobre los hombros”.

Estas emociones también pueden dar un impulso al sistema nervioso simpático para crear una respuesta rápida en el cuerpo. Por eso puedes sentir que tu corazón late, o que tus músculos se tensan cuando te pones nervioso o estresado.

Un gráfico en el estudio hace referencia a dónde se experimentan estas sensaciones en el cuerpo. Mira un resumen a continuación:

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Illustración por Maya Chastain

Además, los mismos investigadores llevaron a cabo un estudio de seguimiento que encontró que la intensidad de un sentimiento se correlaciona directamente con la intensidad de las sensaciones físicas y mentales.

Clasificaron los sentimientos en cinco grupos:

  • negativos, como el estrés, la ira y la vergüenza
  • positivos, como la felicidad, el amor y el orgullo
  • cognición, como la atención y la percepción
  • estados homeostáticos, o un estado interno equilibrado y regulado
  • enfermedades y estados somáticos

Los sentimientos son siempre cambiantes, y esta investigación puede ser útil para quienes tienen problemas para entender sus emociones.

Las emociones que no se tratan pueden quedar almacenadas en tu inconsciente, e incluso pueden afectar tu postura corporal.

“La posición de tu cabeza no es la misma cuando estás seguro que cuando estás confundido”, dice Olson. “Tu columna vertebral adquiere una forma diferente cuando te sientes derrotado o victorioso”.

Olson dice que las personas pueden adoptar inconscientemente posturas específicas que bloquean su conciencia de los sentimientos que les causan dolor.

“La tensión muscular surge para crear y mantener posturas que nos mantengan seguros o ajenos a las sensaciones desagradables”, dice.

Ciertas posturas y gestos también se relacionan con sentimientos específicos y significados sociales. Piensa en un abrazo cálido contra los brazos cruzados.

Esto puede ayudarnos a entender por qué algunos creen que la tensión en el cuerpo está asociada a áreas específicas. Sin embargo, Olson desaconseja utilizarlo para crear narrativas generales.

“Esto pone un límite muy superficial a lo que uno puede explorar, ya que se remite a una [lista] en lugar de a lo que puede encontrar dentro de sí mismo”, dice.

¿Alguna vez has sentido la necesidad de llorar, gritar, reír, golpear una almohada o bailar?

A menudo se nos enseña a enterrar nuestro dolor, y a seguir adelante. Con el tiempo, esto puede conducir a emociones reprimidas, también conocidas como evitación inconsciente.

Una investigación de 2019 relacionó la represión emocional con la disminución de la función del sistema inmunitario.

Las siguientes son algunas formas de liberar las emociones reprimidas:

  • reconocer tus sentimientos
  • trabajar con el trauma
  • intentar el trabajo de sombra
  • hacer un movimiento intencionado
  • practicar la quietud

Reconocer tus sentimientos

Cuanto más entiendas tu mundo emocional, más podrás digerir tus sentimientos de forma saludable.

El primer paso es conectar con tus emociones y comprenderlas. Las personas con emociones reprimidas pueden tener problemas para identificar sus sentimientos, por lo que puede ser valioso hablar con un profesional de salud mental.

Un estudio de 2007 demostró que etiquetar tus emociones puede disminuir su intensidad.

Puedes hacerlo utilizando herramientas psicológicas, como las categorías de distorsión cognitiva, o explorando formas de categorizar tus emociones para ayudarte a darles sentido.

Trabajar con los traumas del pasado

A menudo, hay cosas que arrastramos durante años, y que se remontan a la infancia. Algunos ejemplos de traumas pasados son:

  • abuso, incluyendo mental, emocional, físico o sexual
  • negligencia
  • pérdida de un ser querido
  • separación de un padre o cuidador
  • acoso o bullying
  • un hogar disfuncional

Los traumas infantiles no resueltos pueden manifestarse de muchas maneras, entre ellas:

  • autoinculpación
  • echar la culpa a los demás
  • sensación de depresión
  • apartarse de las actividades sociales

Para superar el trauma, Olson dice que es crucial sentir el dolor por el hecho de que nunca podrás obtener lo que querías o merecías desde hace años.

Una vez que te has permitido ese dolor, puedes reconocer la estrategia de adaptación que has desarrollado como resultado.

Por ejemplo, puedes haber desarrollado una estrategia de afrontamiento para ser independiente que acabe provocándote sentimientos de aislamiento. Si no reconoces tu estrategia, puedes pensar que los demás te están alienando.

Por otro lado, si te das cuenta de que tu aislamiento proviene de tu estrategia de adaptación, puedes identificar la raíz del problema y modificar tu estrategia para satisfacer mejor tus verdaderas necesidades.

Trabajo de sombra

Al igual que la exploración de los traumas de la infancia, el trabajo de sombra ofrece otra lente para explorar las diferentes partes de nosotros mismos que mantenemos ocultas, normalmente por vergüenza o inadecuación.

Las personas tienden a ocultar las partes de sí mismas que consideran inaceptables.

Por ejemplo, ¿te decían “cálmate” o “deja de llorar” cuando estabas enfadado de pequeño? Esta invalidación emocional puede hacer que te avergüences de tus emociones, o que les restes importancia.

El trabajo de sombra puede realizarse de varias maneras, aunque generalmente se recomienda trabajar con un terapeuta.

Movimiento intencionado

La experiencia somática (ES) es una forma de abordar cualquier tensión o emoción no procesada que podría estar retenida en el cuerpo.

La ES utiliza un enfoque que da prioridad al cuerpo para tratar los síntomas, con la idea de que liberar el trauma no procesado puede promover la curación emocional.

Una forma de hacerlo es a través del movimiento intencional, según Vincent.

“Cuando nos movemos intencionadamente, podemos crear una sensación de seguridad en nuestro cuerpo que quizá no hayamos experimentado antes, especialmente las personas que han almacenado traumas”, afirma Vincent.

Los ejemplos de movimiento intencional incluyen:

  • bailar
  • estiramientos
  • yoga
  • temblores
  • artes marciales
  • qi gong
  • tai chi
  • caminar meditando
  • ejercicios de respiración abdominal

Vincent señala que el movimiento intencionado libera cualquier energía almacenada al tiempo que ayuda al cerebro a reconocer la diferencia entre tensión y relajación.

Practicar la quietud

Estar quieto nos permite estar con nuestros pensamientos y sentimientos en un estado presente.

Se conecta a la red del cerebro de modo predeterminado, que es cuando el cerebro entra brevemente en un estado de inactividad. Esto desencadena lo que los científicos llaman “cognición autogenerada”, que incluye cosas como soñar despierto o dejar vagar la mente.

Al desconectar momentáneamente de los estímulos externos, las investigaciones dicen que las personas pueden conectar mejor con sus pensamientos, emociones y deseos internos.

“Vivimos en un mundo en el que la quietud no se practica lo suficiente, ni se valora, pero puede ser tan nutritiva para nuestras mentes y cuerpos”, dice Vincent. “También permite el espacio para que las emociones entren en… la conciencia”.

Algunas formas de practicar la quietud son:

  • meditación
  • ejercicios de respiración
  • sentarse en la naturaleza
  • escuchar música relajante
  • repetición de afirmaciones
  • relajación progresiva de los músculos

Cuando una emoción no se procesa completamente, puede quedar “atascada” en el cuerpo.

Sin embargo, es en las estructuras límbicas del cerebro donde se produce el procesamiento emocional. Aunque es indudable que algunas zonas del cuerpo mantienen la tensión o pueden estar asociadas a una experiencia emocional, en última instancia es el cerebro el que reconstruye la emoción.

Utilizando técnicas para trabajar las emociones, como la terapia, el movimiento intencionado y el trabajo de sombra, puedes aprender a superar los traumas del pasado y liberar la tensión corporal asociada.

Julianne Ishler es escritora independiente, mentora creativa y practicante certificada de Eneagrama. Su trabajo gira en torno a ayudar a las personas a vivir de forma más consciente y alineada consigo mismas.

Traducción al español por HolaDoctor.

Edición en español el 29 de julio de 2022.

Versión original escrita el 16 de septiembre de 2021.

Última revisión médica realizada el 16 de septiembre de 2021.