Estimados amigos:

Les escribo para decirles que pueden seguir su vida después de un diagnóstico de cáncer.

Soy Ashley Randolph-Murosky, y me diagnosticaron cáncer de pulmón no microcítico (CPNM, también llamado cáncer de pulmón de células no pequeñas) en etapa 2 a los 19 años. En ese momento, era una adolescente común universitaria que vivía un estilo de vida completamente normal.

Un día fui al médico del campus pensando que me había lesionado un músculo en la parte superior de la espalda. El médico realizó una radiografía para asegurarse de que no había colapsado mi pulmón. Cuando llegaron las radiografías, el médico me dijo que mi pulmón no se había colapsado, pero que había visto una mancha oscura. No sabía qué era, pero me envió con un neumonólogo.

Las cosas empezaron a suceder muy rápido. El neumonólogo pidió unas pruebas que mostraron que la mancha era un tumor canceroso.

Es muy raro que veas a alguien tan joven como yo con cáncer de pulmón. Quiero que el estigma de que el cáncer de pulmón es una enfermedad de los adultos mayores desaparezca.

Inmediatamente después de mi diagnóstico, me realizaron una lobectomía inferior derecha. Los cirujanos extirparon casi el 20 por ciento de mi pulmón derecho y el tumor. Me sometí a cuatro rondas de quimioterapia intravenosa (IV) y 9 semanas de radioterapia, cinco días a la semana.

También me hicieron pruebas genéticas para el tumor. Estas pruebas indicaron una mutación de linfoma quinasa anaplásico (ALK), un tipo raro de cáncer de pulmón. Existen muchas clases distintas de mutaciones de cáncer de pulmón y todas tienen diferente tratamiento.

He sido afortunada de que mis médicos me hayan apoyado tanto y siempre se preocupen por mí. Son como mi familia. Pero nunca duden de tener una segunda opinión.

Durante 3 años después de mi tratamiento, no tuve evidencia de la enfermedad. Pero en junio de 2016, me realicé la tomografía anual, y el estudio mostró que había recaído. Tenía pequeños tumores en todos mis pulmones y en las cavidades pleurales, un tumor en mi vértebra y un tumor cerebral. Me sometí a una cirugía para extirpar el tumor en mi cerebro y recibí radioterapia dirigida en mi columna vertebral.

Ahora, en lugar de la quimioterapia IV, empecé la terapia dirigida. No es como una quimioterapia tradicional. En lugar de tratar cada célula, esta se dirige al gen específico.

Es muy importante asegurarse de tener una buena persona encargada de tu cuidado para apoyarte, pero también alguien que sepa todo sobre tu diagnóstico, tratamiento e información médica. Mi esposo ha sido mi mayor sistema de apoyo. Cuando me diagnosticaron cáncer la primera vez, apenas teníamos un año de salir juntos. Siempre estuvo allí al 100 por ciento. La recaída nos sorprendió muchísimo, pero él ha sido mi apoyo.

Ahora tengo 24 años. En noviembre de 2017, cumpliré 5 años desde que me diagnosticaron. En este tiempo, me he involucrado con la LUNG FORCE de la American Lung Association (Asociación Americana del Pulmón) y asistí al Día de Apoyo en Washington, D.C., para hablar con mis senadores y mi congresista sobre por qué es tan importante el cuidado de la salud. Hablé en ayuntamientos, en Cancer Caucus de la Cámara de Representantes en Washington y en caminatas de LUNG FORCE.

También me casé. Recientemente celebré mi primer aniversario de bodas. He tenido cinco cumpleaños. Además, estamos tratando de tener un bebé a través de un vientre de alquiler.

Lo más difícil de esta enfermedad es que nunca estaré libre de cáncer. Todo lo que se puede hacer por ahora es que mi tratamiento pueda “poner a dormir” al gen.

Pero yo soy la prueba de que puedes superar un diagnóstico de cáncer.

Con cariño,

Ashley

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