Uno de los principales objetivos cuando tienes asma es controlar tus síntomas para evitar un ataque de asma. Los desencadenantes ambientales, como el polen y la caspa de las mascotas, pueden provocar complicaciones del asma. Otro desencadenante común de los síntomas del asma es el estrés severo.

El estrés como tal es una parte normal de la vida. Pero cuando se sale de control, el estrés puede provocar ansiedad. También es posible tener estrés y un trastorno de ansiedad. La ansiedad severa incluso puede provocar un ataque de pánico.

A veces es difícil distinguir entre un ataque de asma y un ataque de pánico porque los síntomas de ambos son similares. Sin embargo, estas son dos afecciones diferentes que requieren consideraciones separadas para su control y tratamiento.

Cuanto mejor puedas manejar el asma y la ansiedad, menos probabilidades tendrás de sufrir un ataque de asma o pánico.

La causa del asma es la inflamación subyacente y la constricción de las vías respiratorias o los bronquios. Tanto la inflamación como la constricción pueden hacer que sea difícil respirar. Esto causa síntomas como sibilancias, opresión en el pecho y tos.

Cuando tienes un ataque de asma, los bronquios se contraen aún más, dificultando la respiración. Las sibilancias pueden ser audibles y es posible que sientas opresión o una sensación de golpeteo en el pecho. Dependiendo de la gravedad del ataque de asma, los síntomas pueden durar desde varios minutos hasta horas o incluso días.

Los medicamentos de alivio rápido (broncodilatadores) pueden reducir los síntomas y detener el ataque. Pero si los síntomas continúan empeorando, es posible que debas buscar atención médica de emergencia.

Ciertos factores desencadenantes que irritan los pulmones provocan un ataque de asma. Estos pueden incluir:

  • alérgenos, como polen, caspa de animales y ácaros del polvo
  • productos químicos, incluyendo perfumes, humo y productos de limpieza
  • ejercicio, especialmente si es más agotador de lo que estás acostumbrado
  • calor o frío extremo
  • estrés y ansiedad
  • infecciones del tracto respiratorio superior
  • alergia por alimentos

Un ataque de pánico es un ataque grave de ansiedad que aparece de repente.

Cuando sufres un ataque de pánico, podrías experimentar dificultad para respirar y opresión en el pecho. Podrías sentir algo similar a un ataque de asma.

Sin embargo, a diferencia de la tos y las sibilancias asociadas con el asma, los ataques de pánico también pueden causar:

  • hiperventilación (respiraciones cortas y rápidas)
  • sentirte como si te estuvieras sofocando
  • mareos o aturdimiento
  • desmayos
  • hormigueo en manos y rostro
  • náusea
  • sudoración o escalofríos
  • ritmo cardíaco acelerado
  • sentimientos de desapego de ti mismo y de tu entorno
  • sentirte como si perdieras el control
  • temor a morir

Un ataque de pánico puede alcanzar su punto máximo después de 10 minutos y luego suele comenzar a disminuir. Si bien un ataque de pánico puede ocurrir en medio de un estado de ansiedad severa, estos síntomas también pueden presentarse inesperadamente cuando te sientes tranquilo.

Tanto el asma como los ataques de pánico pueden causar dificultades para respirar y una sensación de opresión en el pecho.

Una diferencia clave es que la constricción de las vías respiratorias durante un ataque de asma puede disminuir la entrada de oxígeno, mientras que la hiperventilación en un ataque de pánico puede aumentar el flujo de oxígeno.

Los ataques de pánico también presentan una amplia variedad de síntomas más allá de las dificultades respiratorias. Las sibilancias y la tos también son síntomas que suelen asociarse únicamente con los ataques de asma.

Psicológicamente, tanto el asma como la ansiedad pueden generar estrés. Puede parecer un ciclo sin fin si vives con estas dos afecciones. Pero reconocer la diferencia entre asma y ansiedad puede ayudarte a ti y a tu médico a crear un plan de tratamiento más efectivo.

Por ejemplo, algunos medicamentos que se usan para tratar el asma, como los broncodilatadores, tienen el efecto secundario de empeorar la ansiedad.

Controlar el asma puede marcar la diferencia en la forma como funcionan las vías respiratorias. Además, experimentar menos síntomas puede hacer que te sientas menos estresado por tu estado en general.

Es necesario que hables con tu médico acerca de cómo hacer cambios en tu plan de tratamiento actual del asma si:

  • tienes más sibilancias a lo largo del día y la noche
  • los síntomas te despiertan
  • experimentas tos frecuente y opresión en el pecho que te dificultan conciliar el sueño
  • se te dificulta hacer ejercicio por las sibilancias
  • dependes de tu inhalador de rescate más de unas pocas veces por semana

Un ataque de asma generalmente se trata con un medicamento de alivio rápido, como el inhalador de rescate que usas. Si continúan los ataques de asma, es posible que necesites un inhalador de corticosteroides o un modificador de leucotrienos para disminuir la inflamación de las vías respiratorias.

Es posible que requieras atención médica de emergencia si tu dificultad para respirar continúa.

La ansiedad acumulada puede provocar ataques de pánico. Si experimentas ansiedad con frecuencia, considera buscar ayuda de un profesional de la salud mental. Puede ayudarte a superar tu ansiedad y reducir la probabilidad de que los factores estresantes externos desencadenen un ataque de pánico.

Incluso si no tienes un trastorno de ansiedad, el estrés en sí es una realidad de la vida cotidiana, Sin embargo, el estrés también puede desencadenar tu asma, por lo que es importante que lo controles lo mejor que puedas.

Algunas medidas que pueden ayudarte a reducir el estrés diario incluyen:

  • técnicas de relajación, como meditación y ejercicios de respiración profunda
  • ejercicio físico regular
  • reducir el consumo de alcohol y cafeína
  • dormir suficiente
  • hacer tiempo para socializar y realizar actividades que disfrutes fuera del trabajo y otras obligaciones

Si bien los ataques de asma y los ataques de pánico comparten algunas similitudes, en general tienen síntomas muy diferentes. Es posible experimentar ansiedad y asma al mismo tiempo, lo que dificulta que puedas distinguir entre los dos.

Si experimentas ataques de asma o pánico de forma constante, podría deberse a que no estás recibiendo el tratamiento adecuado para cualquiera de estos. Llevar un registro de tus síntomas puede ayudar a tu médico a darte el tratamiento adecuado.